Tuve la intención de cerrar el año con un artículo sobre los principales logros del año que termina. Sin embargo, como se imaginarán, no encontré suficiente material para hacerlo. Por eso decidí concentrarme en un sólo tema, que para mí y seguramente para muchos de ustedes, es por lejos el mejor logro que hemos tenido, no sólo en el 2024 sino en los últimos años.
Me refiero a la magnífica gestión y defensa de nuestra macroeconomía a cargo del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). Esto se ha logrado de manera consistente los últimos treinta años gracias a dos factores fundamentales:
1. Su imprescindible autonomía, felizmente consagrada en la constitución del 93.
2. El estupendo trabajo que realiza un equipo de verdaderos profesionales liderado por el experimentado economista Julio Velarde.
¡Excelente logro que es reconocido a nivel mundial!
Gracias a esto, no estamos tan cerca del abismo como podríamos estar, a pesar de que la mafia de incapaces, inmorales y corruptos que se ha apropiado del país, hacen hasta lo imposible para llevarnos lo más rápido a ese indeseable destino.
Gracias al BCRP nuestras reservas siguen creciendo a pesar del deseo de muchos irresponsables congresistas populistas que quisieran malgastarlas. También ha cumplido fielmente con sus dos principales funciones: Mantener controlados y estables los índices de inflación y tipo de cambio.
Empero, este logro no basta para solucionar las múltiples crisis que vivimos, es sólo un paliativo que no se sabe cuánto tiempo más podrá aguantar. Lo importante para la población no es la macroeconomía, sino la microeconomía y la creación de empleo y esa es función del gobierno de turno y no del BCRP, cómo equivocadamente creen algunos mal informados congresistas.
Desafortunadamente, a pesar de este esfuerzo, ya se comienzan a presentar algunos síntomas de deterioro en la economía del país. El déficit fiscal parece estar descontrolado y en camino al 4%, cuando su meta es 2%.
Las AFP han perdido una parte muy importante de sus fondos, gracias al nefasto populismo del congreso. Esto a su vez ha generado la desaparición de la mayor fuente de financiamiento que se tenía para las grandes inversiones que tanto necesita el país para seguir creciendo.
También venimos perdiendo competitividad, especialmente en la minería, que es nuestro principal sector económico. Hemos pasado del puesto 8 al 11 en producción de oro y Argentina nos estará superando muy pronto como el segundo productor de cobre de la región. Esto debido a la falta de inversión privada que es casi nula.
A pesar de los buenos indicadores macro y como producto del desgobierno y la inestabilidad política y jurídica del país, las calificadoras de riesgo internacionales le hicieron un “downgrade” al riesgo Perú y lo han puesto muy cerca de perder la categoría de Grado de Inversión, que tanto esfuerzo le costó al país. Esto sería muy negativo para el país y muy difícil de recuperar. ¿Lo vamos a permitir?
Los tres poderes del estado y todas las instituciones públicas han sido capturadas por una mafia de incapaces, inmorales y corruptos, para dar paso al gobierno del crimen organizado, dónde el narcotráfico, la minería ilegal, la corrupción, la delincuencia, el sicariato, la extorsión, la prensa mercantilista y hasta las ONG dizque progresistas, son bienvenidas y tienen el campo libre para desarrollar sus nefastas actividades.
Todo esto ante la indolente aceptación del resto de la población que sigue durmiendo vergonzosamente el sueño de los justos. ¿Qué nos pasa? ¿Ya nos sometimos?
Esta complaciente y desconcertante actitud tiene una sola explicación: Seguimos en el mismo estado de “estupidez colectiva” que fue capaz de elegir al partido que hoy nos gobierna (la teoría del teólogo luterano alemán Dietrich Bonhoeffer, que comentaré en otro artículo).
¿Qué se podría hacer? La respuesta a esta pregunta es mi deseo para el 2025:
“Que todos los peruanos de buena fe, que creemos en el respeto a la libertad, la economía de libre mercado, la propiedad privada y la paz social, nos despertemos de esta “estupidez colectiva”, dejemos atrás los egoísmos y nos unamos en un frente único para derrotar y desterrar a la mafia, en el proceso electoral del 2026.
Olvidémonos de derechas, izquierdas y del cómodo centro. La competencia es entre los peruanos de buena fe contra el crimen organizado.
Los dirigentes de los partidos políticos, así como los pre candidatos, son los que tienen la enorme responsabilidad sobre sus espaldas de cumplir patrióticamente con este objetivo. Por el bien del Perú, dejen de lado el egoísmo y el protagonismo y piensen en nuestro futuro. Definan, acuerden y defiendan al frente único y escojan con inteligencia la terna presidencial única, así como a los que conformaran las listas congresales.
No más improvisados, incapaces e inmorales y mucho menos candidatos con “plata como cancha” que compran su lugar en la lista. Necesitamos personas probas con valores, con capacidades y experiencia, que quieran servir al país y no servirse de él.
¡El frente democrático único es la única solución para recuperar al país y la institucionalidad. No se coludan con la mafia!
Tengamos en cuenta dos cosas:
“SI NO SOMOS CAPACES DE UNIRNOS, ES PORQUE NOS MANTENEMOS SUMIDOS EN LA ESTUPIDEZ COLECTIVA, O PORQUE QUEREMOS SEGUIR COLUDIDOS CON LA MAFIA”.
“NO SÓLO ES CULPABLE EL QUE COMETE EL CRIMEN, SINO TAMBIÉN EL QUE PERMITE QUE SE COMETA (colusión)”.
¡Food for thought!
Estupendo artículo. Motivador y oportuno.
Siempre en el clavo