EL PODER CRIMINAL

Hagamos un paréntesis en el  momento alucinante que vive el mundo con la guerra del comercio global y metámonos por un momento a la también inquietante situación doméstica.

Siempre hemos sabido que nuestro país es privilegiado en muchas cosas y una de ellas es su variopinta, emprendedora, esforzada y buena gente. Sin embargo, esta “buena gente” que es la gran mayoría, es demasiado pasiva, individualista y conformista. Prefiere ver el partido desde la tribuna y criticar, pero no entrar a la cancha.

De esto se aprovecha una minoría de malos peruanos incapaces, inmorales y corruptos, que han encontrado el campo libre para tomar por asalto a los tres poderes del estado y así llevar a cabo sus deleznables fechorías, apoyados vergonzosamente por el mercantilista poder mediático caviar.

Debido a todo esto, el país no progresa al ritmo que debería y los buenos peruanos no gozan del bienestar que se merecen, sino más bien padecen de frustración y zozobra. ¡Realidad injusta por la viveza de pocos y el conformismo de muchos!

Pero hay algo más grave aún que está golpeando fuertemente a la ciudadanía en los últimos meses. Me refiero a la creciente inseguridad ciudadana debido al descontrolado aumento del crimen y la delincuencia urbana, que vienen causando diariamente la muerte de trabajadores inocentes y que tienen a toda la población en vilo.

Hoy en día existe una indignante libertad de acción e impunidad para la corrupción pública, el narcotráfico, la minería ilegal, el contrabando, la delincuencia callejera, así como para los novedosos crímenes introducidos por los delincuentes extranjeros: la extorsión y el sicariato.

Todos estos crímenes proliferan, sin que los responsables del orden y la justicia de este incapaz gobierno hagan algo al respecto, como les corresponde. La pregunta es: ¿Por qué sucede esto, es por incapacidad o por estrategia?

Al principio parecía que era por incapacidad, pero luego de ver que el gobierno no hace nada al respecto, no provee los recursos necesarios deliberadamente y sólo se limita a cambiar de ministros incapaces, sólo nos queda deducir que se está aplicando una criminal estrategia.

Esta práctica, al más puro estilo de las dictaduras radicales, tiene como propósito desviar la atención de la ciudadanía para solapar la incapaz, inmoral y corrupta actuación del estado y sus tres infaustos poderes. ¡Una criminal cortina de humo!

Hace unos meses publiqué un artículo, donde pregunté a los lectores: ¿Cuál de los tres poderes del estado es el peor? ¿El ejecutivo, el legislativo, el judicial o todos los anteriores? La respuesta fue abrumadora a favor de “todos los anteriores”.

Sin embargo, me quedó la duda de cual habría sido la respuesta si no se hubiera tenido la opción de “todos los anteriores”. ¿Cuál es el peor? ¿Cuál de los tres es tan malo, que incrementa el nivel de maldad de los otros dos?

La verdad es que no es necesario hacer una encuesta porque la respuesta es obvia: El peor de los tres es el Poder Judicial y sus satélites, porque en lugar de hacer cumplir la ley sin distinción, negocia descaradamente con la mafia de los otros dos poderes, así como también con el crimen organizado, mientras continúan muriendo peruanos inocentes en las calles. Se trata pues, de un verdadero “Poder Criminal”.

La mayoría de los miembros de los poderes ejecutivo y legislativo tienen tremendos “rabos de paja”, que los hace vulnerables ante la ley. De esto se aprovecha  el tercer poder para tener “la sartén por el mango”, negociar con ventaja y liderar el ranking del peor poder del estado.

Según el famoso filósofo y jurista francés Barón de Montesquieu, propulsor de la teoría de la separación de poderes, “El judicial es uno de los tres poderes del estado, pero los jueces de la nación no deben ser más que la boca que pronuncia las palabras de la ley”.

Nada más lejano que nuestro vergonzoso y mercantilista poder judicial y todos sus satélites: Un verdadero “Poder Criminal”.

Finalmente quiero recordarles que los ciudadanos no elegimos a los miembros del poder judicial, como se hace en otros países. Sin embargo, a través de las elecciones generales, podemos cambiar al  ejecutivo y al legislativo y, si los elegimos con inteligencia, ellos podrán propiciar una verdadera REFORMA DEL SISTEMA DE ORDEN Y JUSTICIA, que es el único camino para la recuperación del estado de derecho y de la seguridad ciudadana.

Desgraciadamente, el proceso electoral es también manejado por el infame poder criminal, a través del cuestionable y parcializado sistema electoral. Por lo tanto,  es imprescindible que dejemos el conformismo de lado y participemos activamente para asegurar un proceso libre de manipulaciones mediáticas y de fraude avalado, como nos lo hicieron en el 2021.

¡Despertemos ya, que estamos a sólo doce meses!

¡Food for thought!